(Paco Bello)
Esta es la brava historia,
de dos personas locas,
personas por cruzarse
y locas por juntarse.
Y cuando se subieron,
al carro del te quiero
aquellas dos palabras,
ya eran tejado y casa.
Mis ojos despejados,
te quieren dar despacio,
las flores más despiertas,
que hay en mi cabeza.
Te viene bien las doce,
de día o de noche,
delante del museo,
planetas en el pecho.
Tu voz es mi columpio,
tu risa todo el parque.
Salúdame a Neptuno,
salúdame a Saturno.
Tus ojos son tan grandes,
que nunca se hace tarde,
si todo es inseguro,
flotando en ti, lo dudo.
Llegué un poco tarde,
y tu no te enfadaste,
mientras me acercaba,
el sol, te subrayaba.
Y luego en el museo,
entramos en el juego,
de comentar los cuadros,
con aire de enterados.
La cama muy pequeña,
para que no se pierdan,
las llaves del abrazo,
ni el sueño enlazado.
Te viene bien las doce,
de día o de noche,
delante del museo,
planetas en el pecho.
Tu voz es mi columpio,
tu risa todo el parque.
Salúdame a Neptuno,
salúdame a Saturno.
Tus ojos son tan grandes,
que nunca se hace tarde,
si todo es inseguro,
flotando en ti, lo dudo
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