Resulta que a la vuelta de mis vacaciones por media Europa, me he encontrado con la desagradable situación de no tener Internet. Tampoco es que me haya puesto a llorar, pero cuando el día dos de septiembre (hoy) vuelvo a comprobar que no tengo conexión me he extrañado y he llamado al "amigable" teléfono de atención al cliente de la compañía con la que opero. He descubierto que unos 3500 usuarios hemos padecido una avería que no son capaces de solucionar desde el día 27 de agosto (cuando fue detectada).
Eso ya me mosquea más, porque necesito hacer la compra del mes, pedir cita para una revisión médica, resolver unos pagos bancarios y devolver un dinerillo que me han prestado mis padres, leer el Marca... (si no, ¿cómo me entero de qué jugadores se han fichado a última hora?)
Bueno, todas esas cosas "importantes" que suelo hacer por Internet. Aparte me encuentro que no tengo línea telefónica. Solo puedo recibir llamadas entrantes pero no puedo hacer llamadas salientes. Eso crea otra multitud de problemas que no voy a enumerar. Lo que sí voy a hacer es olvidarme de Internet por unos días. Eso implica que sólo las entradas que tengo programadas se irán realizando.
Esta situación me hace pensar cuánto dependemos de algunos aparatos electrónicos que hace unos años ni si quiera existían. Parece que nos estamos haciendo demasiado dependientes de la tecnología. Espero que todo se arregle pronto, o me veré como Enjuto Mojamuto en "el pero día de su vida":
martes, 2 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario