Hoy se celebra el día del libro en todas las provincias españolas, y la elección de este día se debe a que tanto Cervantes, como Shakespeare, murieron un 23 de abril de 1616.
Pero la realidad es otra. Para explicarlo claramente, tenemos que remontarnos a tiempos de Julio Cesar. Fue este emperador romano ayudado por el astrónomo egipcio Sosígenes, quien en el año 45 a. C., estableció el calendario juliano.
Antes de la reforma del calendario llevada a cabo por Julio César, el año romano comenzaba en el mes de marzo y tenia 10 meses de 36 días, más 5 días al fin del mismo, dedicados a las fiestas de las saturnales.
A partir de la reforma juliana, el año pasó a tener 12 meses -de 30 ó 31 días- incorporando a fin del mismo dos meses, que se llamaron enero y febrero. Los meses de 31 días eran los impares: marzo, mayo, quinto, séptimo, noveno y enero. Y los de 30 eran los pares: abril, junio, sexto, octavo y décimo. A febrero le correspondieron 29 (30 los años bisiestos) para obtener los 365 días.
A Cayo Julio César se le brindó el honor de designar un mes con su nombre, y el escogido fue el quinto mes, que a partir de la reforma juliana se llamó “julio”. Su hijo adoptivo, Cayo Julio César Octaviano, que fue designado emperador -con el título de “augustus”- asumió el poder absoluto dando origen al Imperio Romano. En su honor se llamó “agosto” al mes sexto, pero, dado que el mes sólo tenía 30 días y no podía ser que el “Imperator Augustus” tuviera un mes con un día menos que su padre, resolvieron agregarle un día más que tomaron del último mes, pasando febrero de tener 29 días a tener 28.
Como así habían tres meses seguidos con 31 días, se alteró la duración de los siguientes, pasando septiembre a tener 30, octubre 31, noviembre 30 y diciembre 31. De esta forma se llegó a la división actual del año.
El problema surge del hecho de que el año solar tarde exactamente 365 días, 6 horas 9 minutos y 9,76 segundos. Para corregir este error, se estipuló que cada cuatro años se añadiese un día más a febrero (años bisiestos) lo cual corregía la suma de 6 horas a lo largo de los cuatro años. Pero no se tenía en cuenta el error que se arrastraba por los minutos y segundos. A lo largo de cien o doscientos años, este error es apenas de unas horas, pero en el año 1582, el equinocio de verano tuvo lugar el día que, según el calendario oficial, era 11 de marzo, y no el 21 tal y como debía ser. Como la fecha de la semana Santa, viene regida de tal forma que la primera luna llena de la primavera coincida con la pascua de resurrección, ese desajuste de fechas suponía un problema religioso. Esto llevó al papa Gregorio XIII a corregir esa irregularidad, decretando que el día siguiente a 4 de octubre de 1582, pasase a ser el 15 de octubre, y dispuso que los años divisibles por 100 solo serían bisiestos si también eran divisibles por 400. Ésto corregía el error de los minutos.
En la mayor parte de Europa, se acogió el calendario Gregoriano a partir de la fecha concertada por el Papa, pero en Inglaterra y el las colonias inglesas de Norteamérica no se hizo el cambio hasta septiembre de 1752.
Esto provocó que, aunque la fecha de defunción de Shakespeare y Cervantes coincidiera, en realidad hubo un desfase de días entre ambas defunciones, ya que cuando era 23 de abril según el calendario gregoriano instaurado en España, era 6 de abril según el calendario juliano vigente en Inglaterra. Luego aún muriendo en la misma fecha, podemos decir que Shakespeare murió 10 días después que Cervantes.
Como curiosidad, en Rusia el calendario Gregoriano se aceptó en 1918 y en Grecia en 1923.
miércoles, 23 de abril de 2008
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1 comentario:
¡Gracias por la información! ¡Incluso me has dado una idea para una actividad!
Enhorabuena por tu blog, está muy curioso, creo que esta no será la última vez que lo visite.
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