- ¡Hola, Josefa!, ¡qué guapa estás!
- Anda zalamero, si estoy llena de arrugas...
- Estás más guapa que nunca. Deseaba volver a ver esa sonrisa.
- No mientas...
- No miento. Llevo todo el tiempo esperándote. Junto a mis hijos, eres lo mejor que me ha pasado. Por cierto, ¿cómo están?
- Pepe se casó y ahora tiene dos niños preciosos. Paco también se casó. Tiene un perro y vive en una casa fantástica con dos plantas. El Fali es tu viva imagen. Y tendrías que ver a sus niños...
- Cuéntame, que me gusta escucharte.
- El mayor vivió conmigo unos años y ahora es profesor. La niña es guapísima...
- Decían que se parecía a ti.
- ¡Calla, tonto! ...es guapísima y trabaja de aparejadora. Ya no son los niños que dejaste. Ahora son todo un hombre y una mujer.
- Lo sé. Yo nunca dejé de vigilaros. Os he echado mucho de menos a todos.
- ¿Sabes?, yo también te he echado mucho de menos, Quico.
- Ya estaremos siempre juntos. Ahora empieza lo bueno.
(Feicidades, abuela. Ya tienes tu mejor regalo)
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