jueves, 10 de febrero de 2011

El tiro libre con más suspense

Imaginaros que vuestro equipo está jugando la gran final de la copa del mundo o de la copa del barrio o de la copa interuniversal de baloncesto. Una copa que es la repanocha. En los últimos segundos del partido nuestro mejor jugador tira un tiro en suspensión que rebota contra el tablero (faltan 3 segundos) bota contra el aro por la parte de alante (2 segundos) vuelve a botar en el tablero y se sale (1 segundo) pero nuestro peor jugador, que no ha hecho nada en toda la temporada, pero que está en el campo porque han eliminado a nuestro pivot estrella por acumulación de faltas palmean justo antes de que toque la bocina (MEEEEEC!!!) acaba el partido, has escuchado que el árbitro ha pitado, pero el balón está realizando un arco sobre el aro. La canasta puede valer. El tiempo se detiene. Los corazones se paran. Solo se escucha el llanto de un bebé mientras aguanta la respiración todo el pabellón. No hay aire en el mundo que no hayas cogido para gritar de alegría cuando la canasta entre, pero... evidentemente el tiro es fallado (hemos dicho que era nuestro pero jugador)

Mientras te llevas las manos a la cabeza con las lagrimas aflorando en tus ojos recuerdas que el árbitro había pitado... ¡¿Pero qué!? Lo buscas desesperadamente con la mirada. Mientras chillas a un gordo que está sentado junto a ti y que no conoces de nada pero sientes como tu mejor amigo "¡el árbitro ha pitado!, ¡el árbitro ha pitado!" El gordo te dice "¡Sí!" y te abraza. Tú aún no eres consciente de la situación, pero ves que el árbitro levanta un puño y señala con la otra mano a un jugador rival. ¡HA PITADO FALTA! Nuestro peor jugador tiene dos tiros libres para ganar el partido. Y en ese momento tu peor jugador se pone tras la linea de tiros libres, bota pausadamente. La presión es mucha. Respira hondo, tira el tiro libre y ocurre lo que en el primer tiro del siguiente vídeo.



Yo muero. Resucito. Vuelvo a morir. Y me levanto de la mortaja convertido en zombi para comerme el cerebro del jugador. No podría resistir la tensión del momento. Lo sé.

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