jueves, 20 de enero de 2011

El cambio generacional

A través de mi padre, me ha llegado al correo un texto atribuido a Ronald Gibson, que es un afamado médico de familia ingles. Como yo no soy muy de tiritas y medicamentos y nunca he ido al médico en inglaterra (ni siquiera en Gibraltar) no tenía el gusto de conocerle. Antes de publicar esta entrada, he investigado un poco, lo que en lenguaje informático quiere decir: "he puesto Ronald Gibson en Google y he leído las primeras entradas" (recreación de mi hazaña) Parece ser que, o mucha gente ha recibido el mismo correo que yo, o realmente es muy conocido y el aforo de sus conferencias es "la leche".

El hecho en cuestión que quiero relatar es algo ocurrido en alguna de las conferencias que este médico realizó. En concreto en una donde se hablaba sobre el conflicto generacional. En dicha conferencia, Ronald (que ya es casi coleguita mio) empezó diciendo cuatro frases lapidarias:

"Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos."
"Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible."

"Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos."

"Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura."

Tras enunciar las cuatro citas, Ronald esperó que la concurrencia aplacara sus comentarios ya que la gran mayoría de su público asentía y se identificaba con la manera de pensar de esas frases. Cuando todo el mundo se había calmado continuó diciendo:

La primera frase es de Sócrates, que vivió del 470 al 399 antes de Cristo. La segunda es de Hesíodo, pronunciada el año 720 antes de Cristo. La tercera es de un sacerdote, 2.000 antes de Cristo. La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad), con más de 4.000 años de existencia.

Ante la perplejidad de los asistentes, concluyó diciéndoles: "Señoras madres y señores padres de familia: Relájense que la cosa ha sido siempre así".

1 comentario:

derrotero dijo...

¡olé!...no puedo decir más.