domingo, 14 de marzo de 2010

Depronto...


...te despiertas como si hubieses tenido un mal sueño, pero no es cierto. Tienes una estraña sensación que se abraza a tu espalda. Mientras te rascas el mentón sin que te pique, te miras al espejo en el cuarto de baño. Ojeras. Legañas. Alguna arruga de las sábanas por el cuello y la cara. Buscas la estraña sensación pero no la encuentras. En su lugar solo ves el peso que hace que agaches la cabeza. Te vas al trabajo pensando que en algún momento, tu nueva inquilina se bajará y volverás a sonreir.

Y así van pasando los días. Y solo quieres que pasen los días.

1 comentario:

Unknown dijo...

Ummm.

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Se volvió una obsesión. Se materializaba cada día. Pesaba, pesaba. Por la noche pesadillas, por el día sueño. Arrastrar pies.

Una pesadilla especialmente vívida fue la madre de aquella determinación loca y urgente. Corrí a la cocina y cogí el cuchillo más afilado. Sentía perfectamente los límites de aquel parásito de 30 Kilos.

Pero ahora comprendo que aquel parásito era yo.