Como cada año, empiezo un nuevo curso en un nuevo centro con nuevas espectativas y nuevos alumnos y alumnas. Lo único que permanece como siempre son las ganas y las dichosas complicaciones de principio de curso que se nos cruzan por el camino como cantos rodados que pretenden hacernos tropezar. A ellas hay que culpar de que las últimas semanas no haya actualizado nada el blog.
Este año, la elección de grupos no ha sido demasiado benévola conmigo,
pero tampoco me quejo. Mis grupos no son demasiado numerosos aunque sí
de una problemática especial. Como ya he dicho en mi cuenta de Twitter,
y eso es algo que me preocupa por no saber hacerme entender y porque puede que ellos no tengan el mismo interés que espero que tengan unos chicos de su edad. No obstante, me parece divertida la idea de aprender de ellos y conocer nuevas formas de motivar a poblaciones tan distintas.
Este año me toca estar más cerquita de casa, y me puedo ir dando un paseito por las mañanas. El problema vendrá en invierno, cuando la calle esté mojada por la lluvia, el frio cale los huesos y el paseo se convierta en la famosa escena de "Cantando Bajo la Lluvia" pero con Danza Kuduro de soniquete.
Me compraré botas de agua, un chubasquero bueno, de esos que venden en los chinos por un euro (total para lo que llueve en Sevilla) y me pondré mis super-orejeras-calentitas-de-la-muerte y el camino no podrá amargarme el que espero que sea un buen curso.
jueves, 22 de septiembre de 2011
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