martes, 26 de abril de 2011

¿Y si nos hacemos un viajecito guapetón?

La historia comienza en el año 1998 cuando en una piscina de Punta Umbría... No es broma, esa parte me la voy a saltar. Y los siguientes dos años de amistad por carta. Y el encuentro casi casual en Feria del año 2000 cuando me emborracharon hasta las trancas con casi una copita y media de rebujito y se aprovecharon de mí endosándome una novia. ¡Toma ya!

También me voy a saltar cómo esa "borrachera" se convirtió en la persona con la que compartí 3 años en la distancia cogiendo autobuses y hartándome de carretera porque preferíamos estar "juntos" a 600 kilómetros que buscar otra cosa cerca. Bendito "País 30". Y me voy a saltar cómo los 600 kilómetros se convirtieron en 0 y casi sin darme cuenta nos fuimos a vivir juntos hace 6 años y pico. Luego, si todo eso me lo salto, podría decirse que...

La historia comienza allá por el mes de febrero del año 2010 cuando la madre de la refranera más famosa a este lado de mi salón se operó en Madrid y yo no tuve ningún día de permiso para poder estar con la que yo, ya por aquel entonces, llamaba mi familia.

Nunca he querido casarme, pero la impotencia de no poder estar con los míos cuando me necesitaban me hizo reflexionar. Cogí a María de la mano, la aparté un momento del grupo de gente que nos rodeaba y le dije

- ¿y si nos hacemos un viajecito guapetón durante 15 días?

Ella puso esa mueca que tantas veces he visto y me dijo con su dulce voz:

- ¡Tu eres tonto o te lo haces! No ves que mi madre está enferma.

Y comprendí que no era el momento de hablar de matrimonio. Por eso, al día siguiente, mientras desayunábamos en el hospital, me dijo:

-He pensado que deberíamos casarnos, porque así, si a alguno le pasa algo, el otro tendría días en el trabajo para poder cuidarle.

Yo, puse mi cara de estoy de acuerdo (lo cual suelo hacer cuando María habla un poco por miedo, un poco por la costumbre de que suele tener razón) y repasé mentalmente toda la información y los últimos acontecimientos hasta que comprendí que el día antes yo no había precedido mi pregunta del viaje con un "¿y si nos casamos y nos hacemos...?". La respuesta estaba clara:

- ¡¿casarnos?! ¿y pa qué?. - Me encanta cuando se pone maternal conmigo y me explica los prós y los contras de cualquier cosa aunque yo ya tenga la decisión tomada.

- Te voy a hacer una lista de las ventajas. - Me dijo mientras buscaba en su bolso papel y lápiz.

Todo el que la conozca sabe que si caes en sus redes de listas en papel estás perdido así que de un brinco me puse en pie y dije -¡No hace falta ya lo he entendido!-. Ella me miró, miró la lista en blanco con cara de "sí que soy buena explicando" y yo empecé a dar saltos y canturrear por la sala hasta que un amable policía me echó de la cafetería a cachiporrazos. En esa semana, se fraguó una idea, pero no se lo contamos a nadie.

Lo fuimos dejando pasar, más por pereza que por desgana, hasta que entre octubre y noviembre del año pasado nos pusimos serios y dijimos "el Betis es mucho mejor equipo que el Sevilla de aquí a Pekín" y en nuestras cabezas resonó el golpe de la cachiporra del policía y sus amables palabras - ¡Larsgos des asquis, gamsberro! - En Madrid la gente dice muchas eses y a mí me suena así cuando me hablan.

La decisión estaba tomada. Teníamos la oportunidad de ir a Pekín si nos concedían un permiso de 15 días para el viaje. Podíamos casarnos ya, lo cual estábamos posponiendo sin sentido y darnos el gustazo de no reconocer a la gente con la que nos cruzábamos por el mismo precio.

En diciembre del 2010, empezamos a mover papeles para pasar por la vicaria de camino al juzgado para casarnos por lo civil (o por lo criminal). Los papeles, si no te casas por la iglesia, parecen que pesan demasiado y todo ese proceso burocrático se empezó a hacer más lento de lo que nosotros pensamos. Creíamos que los Reyes Magos de Oriente podrían regalar la invitación de boda a nuestras familias pero la carta certificada la llevaba un tipo de correo que no tenía demasiada prisa así que se retrasó la anunciación (que bien traído todo el párrafo ¿no?) El día de reyes, mientras desayunábamos y mi hermana me decía que se iba a hacer un viaje en abril por Croacia, yo temblaba pensando que le podía caer en el día de mi boda y habíamos acordado no decirlo a nadie hasta estar todo atado y bien atado. El día siguiente vino el empujón que NO esperábamos. Mi primo más cercano, anunció que se casaba en junio y mi madre sería su madrina.

Mi madre me llamó emocionadísima, yo le colgué casi de inmediato sin expresar ninguna alegría. Mi enorme alegría se entremezclaba con la preocupación de haber cometido el error de no haberlo comentado antes con la familia más cercana. Al día siguiente le dije que quería comer con ella y el miércoles almorzamos juntos mi familia, María y yo. Tras el postre, se produjo una conversación parecida a la siguiente:

Yo: María y yo nos vamos en abril a China.
Todos: ¡Ay que bien! ¡Qué alegría! ... (y otras frases por el estilo mientras mi padre pasaba de nosotros y doblaba ropa y mi madre cortaba verdura)
María: Nos vamos durante 15 días.
Todos: (repitiendo frases) ¡Ay que bien! ¡Qué alegría! ...
Mi madre: Y cómo os vais a ir 15 días si tenéis que trabajar.
Yo: Porque nos van a dar un permiso.

Mi hermana se puso las manos en la cara y empezó a llorar. Mis padres le empezaron a mirar raro. Nadie se explicaba nada hasta que mi hermana preguntó si nos casábamos.

María y yo: ¡Sí!

Mi hermana empezó a felicitarnos y rompió a llorar de la emoción. Mi padre no se lo creyó del todo y mi madre... Mi madre empezó a decirle a mi hermana que dejase de llorar, que era mentira, que dejásemos de gastarle esa broma a la niña que estaba llorando, que no se lo creía, que... ¡Que tuve que ir a buscar los papeles que estaba moviendo en el juzgado para enseñárselos porque no se lo creía aunque se lo jurásemos!

Una hora más tarde mi madre empezó a creérselo y a alegrarse. Creo que media hora más tarde tenía un traje comprado para la boda que más tarde tuvo que cambiar. Pero eso ya es otra historia que deberá ser contada otro día.

P.S.: Los datos y las conversaciones pueden haber tomado un cariz levemente distinto del real, pero podemos considerarlo una pequeña licencia poética.

2 comentarios:

argentina dijo...

Hay mis niños ....... yo quiero el siguiente capítulo .......... que esto está muyyyyyyyyyyyy emocionante.

G.M. dijo...

yo, su madre, juro que es verdad. Este es mi niño, siempre lleno de sorpresas y que sorpresas¡¡¡¡¡, no cambies jamás, aunque a veces me entren ganas de tirarte y tirarme de los pelos. Te quiero